Pazino con raquetas

27 de diciembre de 2013

Va siendo hora de desempolvar las raquetas de nieve. Y después de la panzada de trabajar navideña de Ant y antes de compromisos familiares y mi esprint de añonuevo, tenemos un día libre, que aunque no viene bien del todo tampoco viene mal del todo.

Equipos en el coche, y hacia el Valle de Tena. Parada en Sallent. Es un pueblo agradable a pesar de estar turistizado, y tiene un bar gracioso, el del Casino, donde nos tomamos nuestro tradicional cafelito. Hay nieve, pero se aparca y camina bien.

Y siguiendo las instrucciones de nuestra documentación, volvemos a la carretera para tomar un desvío a la izquierda en dirección a Formigal. Pero la ista que debíamos tomar está completamente cubierta de nive, y mucha, así que media vuelta y dejamos el coche en la zona de poner cadenas que hay justo al lado del desvío hacia Sallent. Cogemos los equipos y en marcha. Lo malo de los paseos invernales con raquetas es el equipo que hay que llevar. Las prendas de abrigo, los impermeables, guantes, gorro y bufanda, además de las raquetas se añaden al ya tradicional equipaje, convirtiéndose en una auténtica "impedimenta".


Pero bueno, todo a la mochila y a caminar por la pista. El primer tramo lo hacemos sin raquetas. Los claros se pelean con las nubes y a ratos ganan, dejándonos ver las montañas de los alrededores, como esta vista de la Peña Foratata.


Nos calzamos las raquetas y entramos en el bosque. Aquí el camino es facilito. Al salir vemos la enorme torre de descompresión del embalse de Escarra, y el Pazino hacia el sur. Tiramos pendiente arriba.



Ahora empieza la parte dura del paseo. A ver si me explico: Par mí con las raquetas lo más duro no es la pendiente hacia arriba, que lo es, sino la pendiente de lado, el ir haciendo media ladera con las raquetas escurriéndose de lado hacia abajo, que es lo que nos pasa en el último tramo, la subida hacia el collado.
Ant me va abriendo camino. Ya hay unas marcas de anteriores paseantes, pero además él me las "allana".

Y además me hace fotos como éstas, que parece que esté subiendo un muchomil himaláyico:



En el collaado paramos a comer, que hay buenas vistas.

El Pazino


El embalse de Escarra helado y la sierra de Partacua nublada. Una pena lo de las nubes, tendremos que volver un día despejado...


Formigal


Ant se anima a subir el último repecho hacia el Pazino. Vistas sobre el Valle de Tena hacia el Sur


Yo comienzo a bajar tranquilamente, y Ant me alcanza mucho antes de llegar al bosque.



Y chino chano llegamos hasta la carretera. En la bajado no nos quitamos las raquetas hasta el final.

Volvemos a tomar una infusioncilla en el Casino de Sallent, y a casa.

San Salvador- Cuculo

21 de diciembre

Prometen día despejado, así que es una buena ocasión para buscar belvedere desde el que otear el horizonte.

San Salvador, cerca de San Juan de la Peña parece una buena opción.


Todavía no ha amanecido en Santa Cruz de la Serós cuando llegamos. San Juan de la Peña la protege, pero también la oscurece mucho. Y aunqu el sol luce por el resto, aquí la escarcha todavía domina.


Café enfrente de la iglesia de Santa María


Subiendo la carretera hacia San Juan, hay que dejar el coche en una curva muy pronunciada en la que hay una balsa. De ahí sube el camino, por el barranco de la Carbonera que se mete en un bonito bosque en el que hay acebos, tejos, pinos y abetos. Cruzamos un barranquete y seguimos subiendo en un encinar. Hay nieve pero poca. Lo peor es que en la carretera hemos visto un coche de cazador y no resulta muy tranquilizador pasear por un bosque sabiendo que hay un imbécil armado en las cercanías.


Salimos de los bosques ya cerca del collado de Cuello Betito.


De aquí nuestro paseo previsto va hacia la izquierda, hacia San salvador, pero vemos que hacia la derecha hay otro monte desde el que las vistas serían probablemente mejores. Pero fieles al plan inicial, tiramos hacia la derecha, pisando ya un poco más de nieve.


En lo alto de San Salvador (estamos a 1546m) está la ermita de este santo. Es un pequeño edificio del S XVI o XVII destrozado con un techo metálico y antenas alrededor. Se cree que este lugar estaba dedicado a culto al más allá.
Y desde luego, se ve más allá.




Desde al lado de la ermita hay verdaderamene una buena vista, aunque seguimos pensando que desde esa punta que hay enfrente...


Y también hace mucho viento, por lo que bajamos un poco para comer. Y ya puestos, como vamos bien de luz, decidimos acercarnos a la otra punta. Y claro, se ve mejor.




Bajada tranquila por el bosque ¿He dicho ya que es muy bonito?  Y a casa.

Monasterio de Obarra. El Turbón

20 de diciembre

Hoy nos atreveremos con el lejano Este. Comenzamos parando en Graus, donde no habíamos estado desde que nació Luceta, y de la que nos acordamos difusamente. Y tiene una bonita plaza. Duramente empedrada en el centro, pero por lo menos ahora es peatonal. Folletos y mapas en la oficina de turismo, café en un bar de la plaza, agradable.


Paseamos por la parte vieja de Graus (la nueva, todo hay que decirlo, es un horror no por normal menos doloroso). Hay un hotel en un viejo y bonito palacio, que es donde está "el Criticón", el restaurante donde cocina Pedro, el cocinero que vino a las jornadas micológicas de Guara el mes pasado. ¿Y por qué se llama el restaurante así? Pues porque una de las personalidades relacionadas con Graus es Baltasar Gracián.
Gracián nació cerca de Calatayud, estudió en Huesqueta, se hizo jesuita, dió tumbos por Zaragoza, Madrid, Navarra y Cataluña, y se ganó una bronca de los jesuitas por publicar El criticón. No le debió bastar con una bronca que aún se ganó otra por publicar la segunda parte y con la tercera parte consiguió ser condenado a pan y agua y desterrado a....¡Graus!

El colegio y la iglesia de los jesuitas es actualmente el "Espacio Pirineos", que quiere ser un centro de referencia de los Piris, y de paso albergar exposiciones y otros eventos culturales.


Dejamos Graus y comenzamos nuestra vuelta Ribagorzana, con el Turbón como referencia, como si fuésemos a encontrarnos en la tercera fase con alguien.


Paramos a recordar Roda de Isábena. La catedral está cerrada, aprovechamos para ver la puerta.


Nuestra idea al salir de casa era hacer un fácil paseíto desde Calvera hasta el monasterio de Santa María de Obarra, pero nos saltamos el cruce y nos encontramos en un aparcamiento justo al lado del monasterio.


Construido por maestros lombardos a principios del S XI, está dedicado a Santa María y ya de paso también a san Pedro, a san Esteban y a la santa cruz. Los números 3 y 7 se repiten por todo el templo, y la arquitectura del edificio constituía un observatorio astronómico y un calendario cristiano perpetuo: la luz de la luna entraba por la ventana central del ábside en el segundo plenilunio de otoño, justo 21 semanas antes de la siguiente Pascua, y en los meses que rodean al solsticio de verano un rayo de sol iluminaba el altar a la hora de la misa. Todo ello se lo cargaron cerrando las ventanas con alabastro, ea!


Seguimos rodeando el Turbón

2492 m de macizo. Dicen que el arca de Noé embarrancó aquí. Y aquí vivía "Ome Granizo", un temible gigante que cuando resopla anuncia tormentas. Y también hay osos, y hadas encantarias, y duendes, y brujas...




En nuestro rodeo al Turbón nos acercamos al balneario, que ahora está cerrado pero no parece un sitio muy encantador.

Paramos en Campo, en un bar cutrecillo pero con vistas, a tomarnos una infusión.


Y visitamos el centro budista de Panillo, Vajrayana Dag Shang Kagyu. Por si  el rodear las estupas da sed, hay máquina de refrescos.

El centro lo montaron en los terrenos de una budista francesa, y tiene todo el aire nepalí o butanés.
(Y es el responsable de que Luisito tuviera en Graus alumnos llamados Rimpoché)







Una última parada en Benabarre, donde yo tenía puestas esperanzas de que hubiera alguna cafetería agradable donde tomarme un chocolate. Pero no.


Cae la noche tempranamente, nos acercamos al día más corto del año. Nos vamos a casa.

Panoramas desde Monrepós


14 de diciembre

Pasábamos por allí





Si este blog tiene algún lector, y ese lector quiere hacer correcciones o añadidos, ¡Que no se corte!

Ermita de San Lorién, mirador de Angonés yTella

8 de diciembre de 2013

Siguen los dáis soleados en el Pirineo, seguiremos explorando el Sobrarbe.

Porque además de sol y montañas, he encontrado referencias de una ermita rupestre con paseo sencillo. ¿Qué más puedo pedir?



Siguiendo las indicaciones de nuestras guías dejamos el coche en la última curva antes de llegar a Revilla Suelo tener problemas con esto de encontrar la última curva, el último cruce antes de, pero esta vez es bastante sencillo: la gran curva con un montón de coches aparcados. Es fin de semana largo, y se oye hablar mucho vasco: estamos en Oscalerria!

En la misma curva ya hay carteles indicando el recorrido hacia el mirador sobre la garganta de Escuáin: un camino bien marcado, prácticamente llano, que a mitad ofrece el regalo de la visita a la ermita de San Lorién.

San Lorién no es otro que San Lorenzo, el patrono de Huesca, el mártir que fué asado en una parrilla y aún pedía que le dieran la vuelta que por un lado ya estaba hecho. Fué archivista y tesorero de la Iglesia. Entre los tesoros que custodiaba estaba el Grial, que envió a Huesqueta para ponerlo a salvo, y allí quedó olvidado por los siglos (dicen)

La ermita de San Lorién es de origen medieval, construido sobre la primera mitad del S XI, y sirvió de residencia a un ermitaño. Su pared norte era directamente la roca, y del resto apenas quedan vestigios, y debieron servir después, como ya va siendo habitual, de redil para el ganado


En la roca, junto a la puerta, hay gran cantidad de "graffitis": estrellas, parrillas, fechas... dicen los expertos que fueron hechos del XVI al XIX, y que podrían relacionarse con S Lorenzo, aunque su sentido es un tanto confuso.


De vuelta al sendero, llegamos hasta los miradores de Angonés, con espectaculares vistas sobre la garganta de Escuáin.


En lugar de volver sobre nuestros pasos seguimos unas indicaciones que había en el camino, desviándonos hacia arriba para ir a Revilla dando una vueltita. Y merece la pena. Comemos arriba, con vistas a la peña Montañesa:


Al fondo la Monesma, y detrás, Pineta


Bajamos tranquilamente a Revilla


Y nos vamos a tomar un té a una terracita que hemos visto cuando veníamos, en un pueblo llamado Lamiana. Hay gatos.



Como todavía nos queda un rato de luz decidimos acercarnos a Tella. Vamos a ver el Dólmen, que está muy cerca de la carretera. Aunque queda luz, hay sitios que están en sombra, como esta balsa heladísima.


El Monte Perdido al fondo a la izquierda, el dólmen, también llamado Piedra de Vasar o Losa de la Campa, en la parte de abajo de la foto.


El dólmen y el Castillo mayor


Y nos acercamos a Tella. Paarece que necesitaríamos más tiempo para visitarlo, pues tiene interesantes sitios alrededor, incluida una cueva de osos cavernarios. Nos conformaremos con una vulta por el pueblo y por sus ermitas.
Puerta de la iglesia, con gatera, como debe ser


Ermita de San Juan y San Pablo, al pie de la peña del mismo nombre. En Barbastro se guarda el acta de consagración de la ermita, de 1018, una de las más antiguas de Aragón.

La ermita de la virgen de la Peña. me queda pendiente poner los nombres, lo haré mañana.



Las tres ermitas de Tella