Iguácel

21 de enero de 2014

Está siendo gris este invierno, por lo que salimos a pasear a pesar del tiempo. Por si acaso, recorridos cortitos, que nos permitan volver al coche sin grandes males. Como el paseo a la iglesia de Santa María de Iguácel.

Tomamos un cafelito en un bar de Castiello de habladora propietaria, charlando cómo no del tiempo, y de las malísimas carreteras de Francia (del miedo que se pasa por esas carreteras tan estrechas, estando fuera de tu nación y sin saber el idioma....).


De Castiello sale la carretera que se adentra en el abandonado valle de la Garcipollera. El año pasado ya nos habíamos asomado por aquí, y llegamos hasta Villanovilla, el único pueblo en pie del Valle, el único cuya propiedad continuó siendo de los vecinos y que a pesar de unos años de abandono ha vuelto a ser rehabilitado. Y es que el siglo pasado construyeron uno de tantos pantanos, Yesa, represando el río Aragón. Y el río que forma este valle, el Ijuez, envía sus aguas allá. Para evitar que Yesa se colmatara, las autoridades expropiaron todo el valle, sustituyeron las tierras de labor por pinos laricios, y ya puestos, trajeron unos ciervos de Toledo y convirtieron esto en coto de caza. Los vecinos de Bescós, Acín, Larrosa, Bergosa, Cenorba, Yosa y Villanovilla tuvieron que hacer las maletas e irse a vivir a otros lugares.

Dejamos el coche al final de la carretera asfaltada, en el cruce de Villanovilla. A partir de aquí sigue una pista, cerrada ahora por una valla y cubierta por una fina capa de nieve. Pasamos junto a las ruinas de Acín, ya pararemos a la vuelta, y seguimos la pista que sube suavemente hasta el final del valle. Cruzamos un par de veces el río, vadeando sobre piedras, ágilmente y sin dificultad Ant, yo haciendo el pato como puedo, pero sin mojarme.

Ant llega un poco antes que yo, lo suficiente como para encontrarse un gran ciervo en el prado de la iglesia, que sale corriendo en cuanto llegamos. Yo sólo lo veo de lejos, cuando se esconde asustado en el bosque de enfrente.



La iglesia fué fundada allá por 1040 o 1050 por el conde Galindo, que se la dejó en herencia a su hijo Sancho Galíndez, que la remodeló a su gusto, en 1072 (de nuestro calendario, 1100 del suyo). Su gusto era muy Jaqués. En el 1080 pasó a ser propiedad del Monasterio de S Juan de la Peña. Dentro hay pinturas góticas, y la talla de la virgen está en el museo diocesano de Jaca

Junto a la iglesia hay un magnífico árbol, dará gusto verlo con hojas.




Sobre la puerta hay una curiosa y trabajada inscripción propagandística que dice:
"Esta es la puerta del Señor por donde entran los fieles en la casa del señor, que es la iglesia fundada en honor de Santa María. Ha sido fabricada por mandato del conde Sancho junto con su esposa Urraca. Ha sido terminada en la era 1110, reinando Sancho Ramírez en Aragón, el cual ofreció por su alma en honor a Santa María la villa llamada Larrosa, para que le dé el Señor la vida eterna, amén. El escritor de estas letras se llama Aznar y el maestro de las pinturas se llama Galindo Garcés."



¿Gato o león?


El lugar está preparado para picnics, aprovechamos el banco y el cobijo ofrecidos y comemos.

De bajada nos acercamos a Acín. Abandonado completamente, está en ruinas de una manera peligrosa que no invita a meterse entre sus piedras. La iglesia de San Juan Bautista, construída en los S XII y XII fué también propiedad del monasterio San Juan de la Peña y luego pasó a la Diócesis de Jaca. La torre fué añadida en el XVII


De vuelta al coche saludamos a un simpático asnete que acepta caricias y come con fruición lo restos de nuestro picnic

Para rematar la jornada, aprovechando que sale el sol, nos acercamos a tomar un té a Astún.




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