Agüero


16 de marzo de 2014

Sigo dolorida de mi caída esquiando, por lo que para estos días nos planteamos poca cuesta, poco esfuerzo. En la lista de paseos para vagos tenemos apuntada la vuelta a los mallos de Agüero.

Empezamos con cafelito en un soleado y florido Ayerbe, que la primavera ya está aquí.


Y un poco antes de llegar a Agüero nos metemos por una pista a la derecha que nos lleva a Santiago de Agüero, iglesia construida, aunque no acabada, en los S XII y XIII. No se sabe por qué se dejó sin terminar, pero parece que resulta evidente que una vez que decidieron no hacer el proyecto incicial terminaron la obra precipitadamente.

¿Por qué no la terminaron? Hay distintas versiones, que si la mandaron construir los monjes de San Juan de la Peña durante el mandato del abad Juan, cuya mala gestión económica hizo que no se terminase el claustro del monasterio, que si fué un monumento erigido por Pedro I en honor a su amada Berta o que si se pretendía construir un gran monasterio para cuando Ramiro I se jubilase de rey y dejase el trono a su hija Petronila a la que casaron a los 3 años de edad con Ramon Berenguer IV quien interrumpiría las obras al morir Ramiro....

Hay muchas marcas de cantero en sus sillares, unas 50 dicen los que las han contado. Me gusta la llave, de la que hay muchas copias en los muros, aunque hay quien dice que fue grabada posteriormente.



Foto robada para que se vea el muro con el que cerraron la obra (cuando vuelva fotografiaré este ángulo  y la pondré)


La puerta está en el lado sur. Debía ser una puerta secundaria, pero no hicieron la principal, que debería haber ido en el lado de poniente. En el tejadillos sobre el arco hay 6  ménsulas, que tendrían que haber sido una más, pero no cupo la 7ª pues topaba con las columnas de la izquierda.


Los capiteles del lado izquierdo: monstruos zampándose un cordero, bailarina sensual con arpista, bailarina contorsionista con flautista, y moro y cristiano a garrotazos delante de comentaristas.



Aparcamos al pie de los mallos, y bajamos a dar una vuelta por el pueblo. Nos acercamos a la iglesia de San Salvador, que está cerrada.


Y comenzamos nuestro sencillo paseo



A pesar de su facilidad, como toda la poca cuesta va seguida, llego malamente arriba. Pero bueno, la vista de unas tranquilas vacas:


y la suave pista rodeando el Mallo, con vistas y el día tan bonito van calmando mis males. Paramos a comer para aprovechar las vistas.



Bajamos otra vez por el pueblo y ya nos vamos. Paramos en la estratégica curva de la carretera que tiene buenas vistas.



Como es prontito (el paseo ha sido verdaderamente cortito), nos vamos  tomar un café al castillo de Loarre.


Al salir del aparcamiento vemos una pista y nos animamos a seguirla. Va subiendo sin prisa ni pausa, y al final nos encontramos esta vista del Pirineo:




Estamos muy cerca del Pusilibro y del Puzo, otro día volveremos con más calma, que ahora se nos va a hacer tarde

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