A Rodellar. Dejamos el coche en las afueras y tomamos un cafelito en el hotel de la entrada, pero dentro, que a terraza está a pleno sol.
Tomamos el camino que lleva a Cheto, entre muros de piedra seca.
Cruzamos Cheto. A pesar del camino, hay alguna casa habitada, aunque sea temporalmente. El camino comienza a dar vueltas por barrancos. Tenemos enfrente la ermita de la Virgen del Castillo, pero habrá que dar alguna vuelta para llegar (y subir una cuestita empinada, pero no larga)
Y desde la ermita las vistas hacen que te olvides de la cuesta
Mascún y sus ventanas
Los meandros de Mascún y la surgencia
Mascún
Andrebot
las cimas en flor
Bajamos por el mismo camino un trozo y luego seguimos hacia el barranco. Está bien poblado de gente, franceses sobre todo, aunque también oñimos alemán y holandes. Se bañan en el río y sobre todo escala, o aprenden a escalar.
Pasamos junto a la surgencia, que alimenta de agua el barranco. Es un manantial que surge de la roca, de agua fresquita y clara. Parece ser que viene del río Ara, que se filtran a través de grandes cavernas subterráneas. La fuente mana con más fuerza cuando el Ara está crecido, y por ella salen hojas de haya, árboles que no hay en Guara y sí en la cuenca del Ara.
Remontamos un poco el barranco. Cruzamos varias veces el curso de agua, pero no hay mucha, y se puede hacer por los caminillos de piedras. Comemos junto a una pequeña piscineta de agua helada, bajo la Cuca Besllostas y la Ciudadela
Volvemos Las ventanas de Mascún toman forma, y se ve claramente un delfín
Los aprendices de escaladores siguen en sus puestos
Bajamos un poco más por el barranco, perdiéndonos un poco (Ant se pone a seguir a un guía y su grupo, pero yo pierdo el paso y al final no sabemos por donde tirar). Pero hay suerte, el barranco es bonito y encontramps un caminito que sube directamente a Rodellar. Cañitas refrescantes.
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