De Alquézar a Asque

28 de julio de 2013

Tras el tormentón de ayer sale un día cubierto. Parece propicio para hacer la ruta de Alquézar a Asque.


Pequeña rutina habitual: Aparcar, cafelito don vistas, repaso de planos y al camino.


El comienzo ya lo conocemos, el collado y bajada al puente de Villacantal


El río, después de la lluvia, baja bien diferente


Las nubes nos protegen del sol y ayudan a que la subida no sea dura (aunque las fotos no quedan tan coloristas) Tenemos Alquézar enfrente, escondida.


Bajamos por una senda hasta el abrigo de Regacéns. Fué usado como corral para el ganado, y en sus paredes hay pinturas rupestres levantinas y esquemáticas



Y una bonita vista de Alquézar.



 Regresamos sobre nuestros pasos, y piqueniqueamos arriba, junto a un refugio de pastores. Casi me olvido mi bastón de marcha bajo el árbol. El camino a partir de aquí es una pista ancha y fácil, apta para coches (de hecho, junto al refugio hay uno estacionado)


Y por esa cómoda pista bajamos hasta Asque, cruzando campos de olivos.


A partir de Asque el camino va junto a un barranco, con Alquézar asomándose al otro lado


Y justo ahí hay una zona de descanso, con banquito y panel contando la edificante historia de la conquista de Alquézar: Resulta que la ciudad era gobernada por un rey moro malísimo, de esos que necesita vírgenes para satisfacer sus bajos institntos, hasta que una bella, valiente, rubia y muy cristiana doncella se lo cargó, después de haberse colado en palacio vistiendo sus "prendas más sutiles":  le clavó una afilada peineta en el corazón, le cortó la cabeza con su propia espada y la enseñó por la ventana como prueba de que podían atacar los suyos. Los moros, desorientados sin líder, decidieron darse muerte y se tiraron barranco abajo a galope tendido. Dicen que aún se escuchan los gritos y relinchos.


Bajamos hacia el puente de Fuendebaños. Un poco aguas abajo mana una fuente a temperatura constante, por lo que en invierno da la sensación de estar caliente, por lo que antiguamente fué conocida también por el nombre de Fontes Caldas. Cerca hay un molino de cereal, y para cruzar el Vero con seguridad, protegiendo de las crecidas a las caballerías y mercancías construyeron este puente.



Subimos a Alquézar. Cervezita en nuestro bar, quedamos con nuestro guía para mañana y nos animamos a visitar un tercer puente de la zona, el de Campanachal o de la Albarda. El segundo nombre se lo debe a su forma, con un ojo de más de 8 metros y medio. Fué construido en los siglos XIII-XIV sobre los restos de otro de los siglos X- XI


Tanto puente da la medida de lo importante que fué Alquézar en su momento.

A casa.

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